Tus rosas,
secas todas están el jarrón de mi melancolía
las cuido sin embargo noche y día.
El aliento de mi insensatez las acompaña
como acompañaba tu alma el despojo
de mi jardín muerto.
Tus rosas,
todas ellas de luces apagadas, pálidas,
del deseo nunca reveladas, muertas todas estaban
pero brillo una luz, lejana a tu mirada,
algo andaba en el aire, algo volaba...
el polen de la risa, el esperma mojaba las entrañas
y revivía la rosa más rosada. _¡Que en mi jardín estaba!_
Tus rosas...
esas rosas tristes y abandonadas
mueren al fin, el néctar de mi melancolía las acompaña
y queda mi jardín floreciente y vivaz
como las adas que un día tus rosas me llevaran.
Ahora queda la rosa más rosada
el secreto de mi alma enamorada.
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