Eclipse

Un silencio interior acompañaba
la luna fría, árida y delgada
que pensativa la Tierra mojaba...
con su celeste presencia misteriosa.

Era el abril más distante del mundo
una réplica de un viejo y afamado reloj
adornaba los jardines internos de la nada

y la Tierra lloraba; el tiempo se agotaba.

No había lugar para la soledad...
la soledad lo era todo,
era la misma Luna
el signo solitario de la noche,
emisarias lejanas

de la esperanza rota

eran las estrellas
y el alma del Hombre ...
un rincón intranquilo donde vivir.

Había un rumor pasajero
un sentimiento hondo de angustia,
habían penas y lágrimas
todo era soledad…
habría sido mejor la inexistencia
que aquella perorata de rabias y dolores.

La Tierra gemía por sus hijos heridos y acabados
unos hombres mataban unos hombres
unas mujeres mataban unos niños
otros gritaban esperando el no llegado ovni
que los llevaría a la tierra azul y mentirosa.

Un estruendo sacudió las almas
la luna desapareció
un viento frío congeló las orejas, partió las narices
y se murió la luz para la Eternidad.