Vi su rostro
de su boca las palabras huían
como un torrente descontrolado
de miserias sin fin
Me pregunté entonces
cuántas veces mi boca había dejado
escapar tanta ignominia y vanidad
asqueante del discurso diez veces emulado
Que absurdos somos, ágiles al verso
la verborrea de nosotros mismos
justo cuando nosotros mismos nunca somos
sí es que acaso algo somos o fuimos...
No te atormentes, oígo una voz, es el espejo cruel
que te muestra lo horrible que tu eres
y lo solo que estás en ese haber
de palabras y cuentos de tu ego...
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